Los buques militares se construyen para llevar a cabo a diferentes operaciones en condiciones extremas, tanto meteorológicas como de otra índole. Este fin exige que durante su construcción se deban tener en cuenta todas las condiciones a las que estos barcos se deberán enfrentar en el futuro. Por ello, la gestión del programa de construcción será un apartado de vital importancia para que el producto final obtenido cumpla con todas las expectativas creadas inicialmente. Se debe destacar que, si ya de por sí el proyecto de construcción de cualquier buque es un proceso complejo, con muchos agentes involucrados en el mismo, en el caso de los barcos de guerra esta dificultad se agrava, ya que este tipo de buques deberán poseer una capacidad de supervivencia, no exigible al resto de naves.
Figura 1: Buque de guerra en dique de Ferrol (Fuente: Fernando Freire)
En la parte del negocio marítimo controlada desde tierra firme es habitual encontrar a profesionales de la mar, con experiencia en embarques, dedicados a llevar a cabo operaciones de índole marítima. Por ello, las autoridades y los operadores de los puertos seleccionan a marinos cualificados para que lleven a cabo diferentes tareas, entre ellas las del “amarre” de los buques. La automatización, las reducciones de las tripulaciones, el continuo aumento del porte de los buques, y la consecuente mayor vulnerabilidad de los barcos a los efectos de vientos y corrientes, exigen que los servicios de amarre de los puertos deban ser cada vez más adecuados a estas nuevas necesidades, y además sirvan para evitar incidentes y accidentes en las operaciones de amarre y desamarre. Conscientes de estas necesidades, los comités de seguridad marítima tradicionalmente han reconocido la inexistencia de guías unificadas referentes a los niveles mínimos de formación y entrenamiento exigibles al personal de amarre, a lo que se ha sumado una tendencia creciente de los gobiernos a privatizar los servicios portuarios marítimos, introduciendo la competencia entre los prestatarios de los servicios, con los riesgos que esto conlleva. Fruto de esta casuística, a lo largo de la primera década del siglo XXI nacieron diferentes directrices al respecto, y en España, desde 1991 la “Asociación española de empresas de amarre (AEEA)”, única asociación que agrupa al sector empresarial del amarre y a la actividad portuaria del amarrador en nuestro país, trabaja en defensa de un servicio de amarre profesional y seguro, al servicio de todos sus asociados y clientes, de la Comunidad Portuaria, y de la Administración en general.
Figura 1: Amarradores en acción (Foto facilitada por Antonio Alcaraz Arbelo de “www.harbourpilot.es”)
La “Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM)” estudia los accidentes que se producen en nuestros buques y en nuestras aguas. Desgraciadamente esta comisión, desde su creación, ha tenido bastante trabajo debido al elevado número de buques siniestrados en los últimos treinta años, sobre todo pesqueros. Hoy se recordará el caso del accidente del Urquiola hace 44 años (menos conocido que el del Prestige hace 18), pero que tras incendiarse también supuso un gran desastre para Galicia. Curiosamente este buque, años después del siniestro fue parcialmente recuperado (su popa en concreto) y pasó de ser un buque petrolero, a reconvertirse en un barco granelero denominado inicialmente Argos, y posteriormente Urduliz, bajo cuyo nombre vivió una colisión contra el portaaviones de EEUU “Eisenhower” en 1988.
Figura 1: Buque carga general chino “LE SHENG” tras una pésima maniobra incumpliendo el RIPA en 2014, cerca de Gibraltar, colisionó con el granelero panameño “CAPE MED”, al fondo de la imagen (Foto facilitada por Carlos Duclos)
Si nos referimos a todo tipo de buques, incluyendo pesqueros y embarcaciones de recreo, es difícil poder calcular, con exactitud, cuántos existen en la actualidad en el planeta. Pero si acotamos la búsqueda a buques mercantes de transporte de cierta entidad, de arqueo superior a 100 GT, esa cifra se puede concretar con mayor facilidad. En cualquier caso, se debe destacar que es la capacidad total de carga, medida en toneladas, o su arqueo, la cifra que realmente indica el potencial de los buques, más que su número, ya que obviamente un gran buque siempre transportará más carga que dos pequeños. Aclarado este punto me gustaría indicar que en 2019 la flota mundial de buques mercantes de arqueo superior a 100 GT rozaba las cien mil unidades, exactamente alcanzaba la cifra de 96.295 buques, según datos de “Clarksons Research”, empresa de gran tradición en estudios del sector marítimo.
Figura 1: Buque Ro-ro “Grande Torino” asistido por remolcador Boluda entrando en el puerto de Valencia el 11/11/20 (Foto facilitada por Antonio Alcaraz de “www.harbourpilot.es”)
La Constitución española atribuye al Estado la competencia exclusiva sobre Marina Mercante, por lo que la ley 27/1992, de Puertos del Estado y de la Marina Mercante (LPEMM), estableció en su día que se debía regular el procedimiento para la realización de las inspecciones y controles de los buques, y fruto de ella nació el RD 1837/2000, por el que se aprobó el Reglamento de inspección y certificación de buques civiles. Según este reglamento las actividades inspectoras tenían como objeto comprobar que el buque, y sus equipos, tripulación, carga y procedimientos operativos, reunían las condiciones adecuadas vigentes en materia de seguridad marítima y prevención de la contaminación del medio ambiente marino. Posteriormente el RD 877/2011 modificó y aumentó en tres nuevos supuestos los casos en que una organización reconocida podría actuar en nombre de la Administración marítima española, lo que redundó en una disminución de los tiempos de espera para la obtención de los certificados obligatorios por parte de los agentes intervinientes en la industria marítima. Finalmente, este año 2020, el reciente RD 927/2020, de 27 de octubre, ha nacido fruto de la aparición de nuevos convenios internacionales y normas europeas que junto con la propia realidad del tráfico marítimo han aconsejado hacer aún más flexible la posibilidad de delegación de la Administración en las organizaciones de inspección y reconocimiento de buques, lo que de nuevo ha justificado una ampliación de los supuestos en que se puede actuar en nombre de la Administración marítima.
La gestión de los residuos, una de las principales preocupaciones ambientales de todos los países, se agudiza en el caso de los buques, por la existencia de ciertos problemas derivados de la necesidad de espacio suficiente para su tratamiento. Adicionalmente estas dificultades se ven agravadas cuando el número de tripulantes y pasajeros de ciertos buques es elevado. Este condicionante provoca que desde las fases iniciales del diseño de los barcos sea necesario tener en cuenta que el sistema de gestión de residuos deberá actuar de manera eficaz y sin entorpecer la misión principal de los buques. También se debe destacar que en los barcos se realizan numerosos mantenimientos y reparaciones, que suelen generar residuos industriales.
Figura 1: Planta de tratamiento de residuos en buque BPE JC1
Entrevista Cope Ferrol viernes 02/10/20 a las 1230h:
La “estrategia constructiva”, aplicada a barcos, es el instrumento basado en la experiencia utilizado por todos aquellos departamentos involucrados en la construcción de buques, con la finalidad de evitar contratiempos y retrasos durante la ejecución del proyecto. En la actualidad, y con la filosofía de la construcción integrada, los hitos principales del proceso de la construcción de un barco comienzan con la elaboración del casco, continúan con la puesta de quilla y el montaje en grada, si es el caso, y van finalizando con la botadura y el armamento a flote. El círculo se cierra con las pruebas y la entrega del buque.
Figura 1: colocación de la “isla” en el ALHD Camberra
Entrevista Cope Ferrol viernes 18/09/20 a las 1230h:
El 10 de octubre de este año se cumple el 250 aniversario de la creación del Cuerpo de Ingenieros de Marina, y del origen de la profesión de Ingeniero Naval y Oceánico. El Rey Carlos III a través de una Real Orden del 10 de octubre de 1770 aprobaba la creación del Cuerpo, al tiempo que nacía la actividad reglada de esta profesión. Con motivo de este aniversario se están desarrollando una serie de actos conmemorativos que incluyen exposiciones y ciclos de conferencias. El pasado 27 de julio tuvo lugar en Ferrol, en EXPONAV, la inauguración de una exposición que se ha realizado de manera conjunta entre la Armada, y la Asociación de Ingenieros navales para celebrar el 250 aniversario de la creación del Cuerpo de Ingenieros. La muestra estará disponible para todas aquellas personas interesadas en visitarla hasta el próximo 10 de octubre, y en ella el visitante podrá recorrer la evolución de la ingeniería naval en estos 250 años de historia, desde la creación en 1770 del Cuerpo de Ingenieros de Marina hasta nuestros días, a través de una serie de paneles y piezas de exposición que ofrecerán una visión detallada de nuestro pasado, presente y futuro.
Hace unas semanas, cuando escribí el artículo sobre el “buque sin cables” y sobre el “sistema de servicios integrados”, mencioné que el “Sistema Integrado de Control de Plataforma (SICP)” era el conjunto de elementos de hardware y software que permitían la automatización, control y supervisión de la mayor parte de los equipos que se instalaban en un buque, pudiendo llegar a gestionar más de 50.000 señales. Pero no será este el único sistema de control que pueda existir en un buque, aunque de montarse, será el más potente. A bordo de los buques podremos encontrar otros, tales como sistemas de control de válvulas (Prior), sistemas de control de la tensión de las estachas de amarre (Smarthook, Prosertek o Shoretension) o sistemas de control del consumo de combustible (SPM y Gestoil).
“Tall Ship” es un término anglosajón utilizado para referirse a grandes barcos veleros de corte tradicional. Existen diferentes tipos (A, B, C y D) clasificados según su eslora y velamen. El evento mundial más importante que acoge este tipo de embarcaciones es la “Tall Ship Race”, competición que durante algunos años fue conocida como la “Cutty Sark”, en honor a uno de sus patrocinadores principales. En España hace pocos meses dos estudiantes de ingeniería naval han creado “RODA”, una web para seguidores de estos veleros, que representa un proyecto joven que pretende convertirse en un espacio que sirva de nexo entre este tipo de buques y la sociedad.
Figura 1: Velero Atlantis en Valencia (Foto facilitada por Antonio Alcaraz de “www.harbourpilot.es”)
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